Este cuento lo he recogido del foro:Soy Canario y me encanta mi acento¡¡¡¡ Y si no me equivoco lo escribió Patricia Lodos.
Esta genial y es para reírse un rato.
Érase una vez un guayabillo de niña llamada Caperucita Roja, zafada, más
ensayada que una escopeta y con mucho tino para hablar, que nunca se
metía en rebotallos ni rifirrafes, que no era faltona e iba arregladita
como un tollo compuesto pues no le gustaba afrentar a su madre vistiendo desaliñada.
Deseaba visitar a su abuela que estaba viejita,que vivía en el bosque y a quien ya se le estaba yendo el baifo, y antes de que la espichara
quería llevarle una cereta con unos pocos de tunos indios, una lecherita de beletén y una taleguita de gofio misturado, o sea,de trigo y millo
que tanto le agradaba a la anciana señora.
Así es que arrancando la penca, la niña se adentró en el bosque con el ombligo encogío, pues sabía que el totorata del lobo,confianzudo y de mal tabefe, la acechaba para trincarla y comérsela de enyesque
acompañado de una pella de gofio y plátano, dos jareas de vieja, un
lebrillo de carajacas, papitas arrugadas con mojo encarnado y una
botella de agua de San Roque con gas.
El lobo era un palanquín de aspecto revejío, flaco como una verguilla y un pejiguera siempre dispuesto a jeringar. Así es que en cuando vio a Caperucita se puso a dar esperrios como un mataperro para asustarla,pero Caperucita, enroñada y con su pachorra de siempre, ante aquel cloquío lo miró de refilón y sin levantarle el
gallo le dijo que el que iba a cobrar iba a ser él, que a ella nadie le
cogía la camella......,haciéndole fos y continuando su camino sin
atorrarse,lo que dejó al laja del lobo margullando en saliva y
rezongando de amulamiento por no poder comérsela y empajarse.
El lobo, rascado y de mala tiempla, se acercó al barranco a refrescarse el totiso y el gaznate por no tener cerca un cafetín para echarse un pizco ron, y allí, sentado sobre una piedra, pegó la hebra consigo mismo mientras se comía las uñas hasta las raspas y con el pensamiento trataba a Caperucita de risquera, echona, cocorioco, erizo cachero, trasmallo rabo de perinquén y no sé cuántos adjetivos a cual más peyorativo.
Caía un chipi-chipi y el lobo emborregado, agoniado y con la matraquilla de querer comérsela, corrió desesperado a casa de la abuelita a donde llegó todo entripado y renqueando de tanto correr.
Como era un poco tabaiba, aunque farol y malo como un aguaviva,
estornudó cerca de la ventana, con lo cual al oírlo, abuela y nieta, que le escarmenaba el pelo a aquella, cogieron sendos teniques para darle un macanazo y acabar con el guineo ya que no podían verlo ni en pintura y que así se fuera escaldado de una vez por todas.
Los teniques salieron como voladores rabúos por la ventana yendo a caer con geito sobre el zarandajo del lobo que, escarranchado en el suelo, se comía una embozada de fresas para matar el hambre.
Como un sanaca, enchapado de vergüenza y doblado como una alcayata salió de allí con pronta retirada, mientras Caperucita y su abuelita,(quien se había olvidado que estaba con la quilla en el marisco y ya para la
gueldera) se comieron un cucurucho de helado y roscas de azúcar mientras llenaban la habitación de sopladeras de colores con belingo incluido.
Esta ya la conocia, la tengo guardada,es simpatiquisima jajajaj
ResponderEliminarPues si,está genial porque yo ni conocía algunas palabrejas,jajajaja.
ResponderEliminarme parece estupendo, se lo propondre a mi hijo que su profesor de lengua, le ha mandado un trabajo sobre el lexico canario.
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